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Domingo 7 Post. Pascua/PADRES DEL 1er CONCILIO ECUMÉNICO/TONO 6

  

EPÍSTOLA: 
Hch 20:16-18,28-36
EVANGELIO: 
Jn 17:1-13
COLOR LITÚRGICO: 
Blanco

LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS

“Para que sean uno, así como Nosotros somos uno (Jn 17:22)Hace poco (el Jueves de la Ascensión), Jesús subió a los cielos, y dentro de poco (Domingo de Pentecostés), desciende el Espíritu Santo sobre nosotros. Hace poco, hemos celebrado la coronación de la obra de Cristo, y dentro de poco, celebraremos la inauguración de la obra del Espíritu Santo. Hace poco, Cristo concluyó su labor en la tierra, la que consistía en “reunir en uno a los hijos de Dios que están esparcidos (Jn 11:52), y dentro de poco, el Espíritu Santo comienza a terminar la obra de Jesús, pues unirá las lenguas que habían sido confundidas.

Y entre estos dos acontecimientos, leemos hoy el texto de la oración de despedida del Señor en la que Jesús suplica al Padre por nuestra unidad, es decir que seamos uno como la Santísima Trinidad es una.

Una mirada rápida hacia la historia muestra que Jesús tenía razón en hacer esta súplica, porque la Iglesia no sufrió tanto en peligros más que de divisiones internas. Antes de despedirse de sus discípulos y encomendarles seguir su misión con el Espíritu Santo, Jesús se preocupó tanto por la unidad de sus discípulos y de aquellos que iban a creer por su intermedio.

En realidad, Dios creó el mundo en la diversidad y dispuso de muchos talentos. Pero todo ello fue dentro de una unidad integrada. Después de la caída, la consecuencia inevitable del pecado era la irrupción de la ruptura en el mundo: ruptura de la relación entre el hombre y Dios, y ruptura de la relación entre el hombre y la creación. El hombre hoy trata de perseverar en su vida, pero la lucha de la vida es dura. Y también está la ruptura de la relación entre el hombre y su prójimo. La primera ruptura de esta relación se produjo entre el varón y la mujer, y también entre los mismos hermanos, hasta que uno mató a su hermano menor. Nuestro mundo se rompió a causa del pecado, habiéndolo creado Dios en la diversidad y la unidad. Y Dios continuó su obra para unir todo, cuando todo se iba rompiendo. El cisma es siempre un pecado. La santidad de la Iglesia se demuestra en su unidad. Aún más, la unidad de la Iglesia es la señal de su rectitud (ortodoxia), porque en esta unidad se refleja la pureza de su origen divino, lejos de las consideraciones humanas pecaminosas.

Queda claro en la oración de Jesús que la unidad de la Iglesia está relacionada con la vida de Dios. Porque ella refleja la unión de la Trinidad: “para que sean uno, así como Nosotros somos uno” (Jn 17:22), y también “para que todos sean uno. Como tú, oh, Padre, estás en mí y yo en ti (Jn 17:22). 

La unidad de la Santísima Trinidad está basada en el vínculo del amor, pues el Padre es la fuente de la unión. El Verbo de Dios está eternamente con el Padre, en el sentido de que el Verbo de Dios se dirige hacia el Padre eternamente. Y el Hijo vino a la tierra para unir a la gente, es decir, hacerlos conocer al Padre: “Y ésta es la vida eterna: que Te conozcan a Ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado”. El Hijo vino para que todo el mundo se dirija hacia el Padre. Esta fue la obra del Señor hasta la Ascensión, y esta es Su oración ahora y la obra del Espíritu a partir de Pentecostés.

 

Cristo pone ante nosotros el verdadero objetivo, el de compartir la gloria: “La gloria que me diste les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno”. La gloria del Hijo es mostrar la gloria del Padre. Nuestra participación en la gloria de Cristo, es decir Su propio testimonio hacia el Padre de obedecerle a Él, por ello, hasta la muerte, y muerte de cruz, significa que participamos de Su pasión y Su misión. Cristo nos dio el don de participar de Su gloria: participar de Su misión para que nosotros también seamos testigos del Padre, y de hecho transformarnos de hijos de este mundo en hijos de Dios, y darnos cuenta de que todos nosotros somos partícipes de la misión y de la gracia. 

Somos los enviados de Dios en el mundo y nuestra finalidad es una, y al mismo tiempo, somos hijos de Dios y hemos sido gratificados del mismo amor del Padre, y por ello tenemos la misma dignidad. Así, Cristo nos une, porque nos ha gratificado con el don de ser testigos y del don de la adopción. Y clamamos en el Espíritu: “¡Abba, Padre!” El Hijo nos reveló que el Padre es un padre, y que todos tenemos el mismo amor de Él.

Cristo nos une cuando Él está en nosotros, pues nos da la vida misma. Nos enseña la vida en el Espíritu Santo. La unidad de la vida es la que crea la unidad de la tradición. La fe y la vida no sólo son inseparables, sino que la forma de vida es consecuencia de la fe. Por lo tanto, la unidad de la vida es hacer las mismas experiencias, y así la enseñanza se vuelve una. La tradición aquí no consiste en conocimientos, sino es el hecho de seguir brindándose, al igual que nuestros antecesores, como vasos elegidos y arpas del Espíritu Santo. Esto es lo que hemos recibido: que el Espíritu Santo hablará por nosotros. Así, la enseñanza ortodoxa difiere de la de las herejías por ser una expresión viva del Espíritu y no una transcripción o difusión de una tradición, o renovación de filosofías cuya lógica es humana y no la del Espíritu.

Esto es lo que celebra la iglesia en este domingo, el domingo de los Santos Padres del Primer Concilio Ecuménico, que, dentro de todos los concilios ecuménicos, se distingue de manera particular, no sólo por el hecho de haber defendido la divinidad del Hijo, sino por haber fijado el sendero de guardar la fe, y señaló la necesidad de la unidad de la vida y de las finalidades, para que las enseñanzas sean una. Los Padres del concilio son el grupo que llevaron la tradición y rechazaron todo lo que era ajeno; pero “llevaron la tradición “significa “llevaron el Espíritu Santo. Por ello, la unión no es posible si el Hijo no está en nosotros.

  

CONMEMORACIÓN A LOS PADRES DEL PRIMER CONCILIO ECUMÉNICO.

Este concilio fue realizado en el año 325, convocado y organizado por el Emperador Constantino el Grande y que reunió a 318 obispos de Europa, África y Asia, las que eran entonces partes del Imperio Bizantino. Concilio organizado debido a las malas doctrinas enseñada por el diácono libio Arrio, que rechazaba la Divinidad de Cristo, contra la enseñanza de la Iglesia, Arrio sostenía su propia opinión de que Cristo no es Dios diciendo que era una criatura, no siendo consubstancial al Padre y que tampoco era eterno, que no tenía el mismo grado divino y que sólo de un modo alegórico se le llamaba Hijo de Dios”. Esta herejía produjo una división entre los cristianos; y el Emperador, determinó convocar a un Concilio en la plaza central del palacio Imperial de la ciudad de Nicea de Bitinia. Se destaca la presencia en este concilio de un grupo numeroso de Padres que, por su fe, dieron un ejemplo vivo de vida en Cristo, como San Nicolás de Mira, San Espiridón de Trimitos, San Macario de Jerusalén, y San Atanasio el Grande. En este Concilio se condenó la herejía de Arrio, y se establecieron los primeros siete artículos del Credo

En el Credo niceno-constantinopolitano están presentadas, con breves pero exactas palabras, las verdades fundamentales de la fe ortodoxa. El Concilio se encargó también de unificar la celebración de la Pascua Cristiana, tanto en cuanto a su contenido central, como cuanto en relación con la fecha de su celebración.

  

Troparion - Tono 8

Tú eres el más glorioso, oh Cristo nuestro Dios! ¡Has establecido a los santos padres como luces en la tierra! ¡A través de ellos nos has guiado a la verdadera fe! ¡Oh, grandemente compasivo, gloria para ti!

 

Kontakion - Tono 8

La predicación de los apóstoles y las doctrinas de los padres han establecido una fe para la Iglesia. Adornado con el manto de la verdad, tejido de teología celestial, ¡Define y glorifica el gran misterio de la ortodoxia!



Santoral
1 D 7 Post. Pascua/PADRES DEL 1er CONCILIO ECUMÉNICO/TONO 6
Patricio ObMr-Prusia Mr/ Acario/ Menandro y Polyene (Hch 20:16-18,28-36/Jn 17:1-13)
Talleleo Mártir (Hch 21:8-14/Jn 14:27-15:7)
Constantino y Helena, Isoap. Icono Vgn Sn Vladimir (Hech 26:1-5,12-20/Jn 10:1-9)
/(Hch 21:26-32/Jn 16:2-13)
Mc Basilisco Mr/ Conmemoración 2° Concilio Ecuménico (381)/(Hch 23:1-11/Jn 16:15-23)
Miguel Ob-Sinadat -Confesor (Hech 25:13-19/Jn 16:23-33)
Apódisis Ascensión
Simeon anacoreta el stilita (Hech 27:1-44/Jn 17:18-26)
Sábado de Almas   
3er- hallazgo cabeza de San Juan Bautista (823)/(2Cor 4:6-15/Mt 11:2-15)/(Hech 28:1-31/Jn 21:15-25)

VERDADERA IGLESIA ORTODOXA RUSA
SEDE METROPOLITANA: CALLE 18 # 13- 12, Móvil: +573008819790
Catedral Santa María y San Miguel Arcángel,
Campo Hermoso, Manizales, Colombia
Hora Divina Liturgia: Domingos, 11:00 am
E- Mail: Boletinortodoxo@gmail.com,
Página Web: www.viorweb.org/